QUE HABLE EL INDIO

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EXMINISTRO DE LA DEFENSA Y LIDERES INDIGENAS

jueves, 14 de abril de 2011

CARTA DE UN INDIGENA A LOS EUROPEOS





CARTA ABIERTA DEL INDIGENA GUAYCAIPURU COUTEMOC A LOS EUROPEOS

"Aquí pues yo, Guaycaipuru Coutemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos años. Aquí pues nos encontramos todos, sabemos lo que somos y es bastante, nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con mi visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quienes nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento, yo los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses. Consta en el archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda ciento ochenta y cinco mil quilos de oro y dieciséis millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento.
¿Expoliación? Guárdeme tan así de figurarme que los europeos igual que Caín matan y después niegan la sangre del hermano.
¿Genocidio? No. Eso seria dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califica al encuentro de destrucción de las Indias o a ultroso como el Dr. Arturo Pietri quien afirma que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a la inundación de metales preciosos. No, esos ciento ochenta y cinco mil kilos de oro y dieciséis millones de kilos de plata, deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa, lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir devolución inmediata sino indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaycaipuru Coutemoc, prefiero creer en la menos ofensivas de las hipótesis; tan fabulosas exportaciones de capital, no fueron más que el inicio de un plan Marshall de suma, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, defensores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al acercarnos al quinto centenario del “empréstito” podemos preguntarnos, ¿Han hecho los hermanos europeos, un uso racional, responsable, o por lo menos productivo, de los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indo americano Internacional? Deploramos decir que no.
En lo estratégico lo dilapidaron en las batallas de Le Panto, armadas invencibles, terceros raich y otras formas de exterminio mutuo, sin más que acabar ocupados por las tropas vilingas de la OTAN, como Panamá, pero sin canal.
En lo financiero han sido incapaces, después de una moratoria de quinientos años, tanto de cancelar capitales e intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman conforme a la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar y nos obliga a reclamarles por su propio bien, el pago de capital e intereses, que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de un 20 % y hasta un 30 % que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo; nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más un módico interés fijo de un 10 % anual, acumulado durante los últimos trescientos años.
El numero da una expresión total para la que serían necesarias más de trescientas cifras y que supera ampliamente el peso de la tierra, muy pesadas son estas moles de oro y de plata ¿Cuánto pesarían calculadas en sangre?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés, seria tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Nos contentaríamos con que nos pagaran, entregándonos la bala con que mataron al poeta, pero no podrán, porque esa bala es el corazón de Europa."
Guaycaipuru Coutemoc

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